Nació en Suiza como elixir, y triunfó en París entre artistas y escritores hasta que se prohibió en 1915. Conocido como el Hada o el Diablo verde, en 1990 se legalizó en algunos países de Europa ya que nunca se hallaron pruebas de que fuera más adictivo o maligno que otras bebidas.
Se le atribuye la “esclavización” y “destrucción” de la mente de toda una generación de genios: Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire, Paul Gauguin, Oscar Wilde o un Vincent Van Gogh de quien se asegura que se cortó la oreja bajo efectos alucinógenos producidos por su adicción a la absenta. Con porcentajes de alcohol que van desde los 45 a los 75 grados, tiene sabor a anís, color verde y, actualmente, en algunos países existen limitaciones sobre el volumen máximo de alcohol que debe contener.