Se dice que en 1525, en Saronno (cerca de Milán) el pintor Bernardino Luini, discípulo de Leonardo da Vinci, recibió el encargo de pintar un fresco de la Madonna. Contó con la ayuda de la hija de la dueña de una posada que le sirvió de modelo. La joven se enamoró del artista y como muestra de su amor y agradecimiento hacia él, le preparó una bebida con productos naturales que tenía en su jardín. Así nació el Amaretto, un licor con sabor dulce a almendras ideal como digestivo.
Por su característico sabor y versatilidad es ideal para tomar solo o en las rocas (con hielo) como digestivo. También es utilizado como ingrediente en algunas recetas de pastelería como el tiramisú o el brazo gitano. El trago a preparar más famoso con Amaretto es el Amaretto Sour.